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Este lugar es un tributo a nuestro entrañable pintor Rafael Barradas.

En su casa creó una tertulia que llamó el Ateneíllo de L´Hospitalet

El Ateneíllo de L´Hospitalet

Rafael Barradas volvió a Barcelona en 1925.

En su primera estancia a fines de 1913, se relacionó con su compatriota Torres García. En 1916 exponen juntos en Puertaferrisa. Representan según Santos Torroella “el exponente de la máxima inquietud pictórica en nuestro país, aunados uno y otro en prolongar, por otros caminos, la  generalizada corriente del cezannismo”.

Barradas tiene la gracia de atraerse la simpatía y amistad de escritores y poetas, ya que su alma pura, maravillosa, crea alrededor un clima de cordialidad inusitada.

En 1918, Rafael tiene 28 años y decide trasladarse a Madrid. Al año siguiente expone en el Salón Mateu.

En marzo de 1920 hace los figurines para la obra El maleficio de la mariposa, del joven dramaturgo Federico García Lorca, con quien inicia una amistad que sobrevivirá la muerte.

Al encontrarse sin trabajo y desamparado, vuelve a Barcelona en 1925 acompañado por su madre, su hermana Carmen y Pilar, su esposa.

Se instala en Hospitalet de Llobregat, en una vieja casa de la calle Porvenir, donde alquiló un piso y en una de sus habitaciones instaló su estudio. Las tres mujeres derrochaban estoicismo para hacer frente a la miseria que reinaba en aquella casa, a la sombra de un gran artista que se veía obligado a malvender su obra.

La tan frecuente precariedad económica de los Barradas no los aisló nunca, ya que la estrella de Rafael era capaz de iluminar el ambiente más sórdido: alrededor de él se creaba una atmósfera apasionante que podía captar al espíritu más insensible.

En Hospitalet su estudio fue pronto lugar de reunión de muchos artistas catalanes. Unos fueron llevando a otros. Muchos se conocieron allí. A esta nutrida tertulia, en la que cada cual brillaba con luz propia, la llamaron El Ateneíllo de Hospitalet. Presidía las sesiones del Ateneíllo un caballito Pegaso, con alas enormes, emblema vanguardista de Barradas, que dejó pintado en una de las paredes del estudio y que dibujaba en sus escritos a los amigos a modo de membrete.

Una de las primeras visitas que hizo Federico García Lorca en Barcelona fue para Rafael Barradas. Se habían conocido en la Residencia de Estudiantes de Madrid y al poco tiempo Barradas era el encargado de dibujar los figurines para El maleficio de la mariposa. Las visitas de Federico al Ateneíllo tenían casi siempre un carácter festivo. Tras la animada conversación, o el recital de sus últimos poemas, se sentaba al piano de Carmen Barradas e interpretaba canciones de su tierra y del folclore catalán.

En enero de 1928 se celebró en las Galerías Dalmau una exposición colectiva: “Muestra selecta de la pintura moderna”. El great event de la sala lo constituían la obres de Barradas y Dalí. También se habían conocido en la Residencia de Estudiantes, y su amistad siguió luego en Barcelona y en el Ateneíllo del Hospitalet. Dalí, junto a de Sucre y el pintor italiano Marinetti, fueron de los más destacados polemistas que pasaron por el Ateneíllo.

Rafael y Federico se vieron por última vez en el verano de 1927. El pintor abandonó la ciudad en los últimos meses de 1928 para regresar a nuestro país. Los amigos catalanes que acudieron a despedirlo al muelle barcelonés no podían pensar que era el adiós definitivo. Guillermo Díaz Plaja escribió en un diario local: “Nosotros veremos siempre con un poco de melancolía todo lo que tienda a afincar a Rafael Barradas lejos de nosotros. Barradas era ya una cosa nuestra. De Barcelona. Y más precisamente de Hospitalet. En nuestro ambiente- intelectual y social- plasmándose sucesivamente la vista y la obra de este formidable pintor uruguayo”

El 12 de febrero de 1929, tres meses más tarde de salir de España, Rafael moría en la tierra que lo vio nacer.

García Lorca, en su visita a Sudamérica en 1933, dijo en una entrevista : “¿Sabe usted en lo que pensaba en Montevideo mientras los fotógrafos me enfocaban y los periodistas me hacían preguntas…? Pues en Barradas, el gran pintor uruguayo, a quien uruguayos y españoles hemos dejado morir de hambre…Me dio una gran tristeza el contraste… Lo he de decir en una conferencia en Montevideo. Me lo impuse… Todo esto que me daban a mí se lo negaban a él…”



 

Extraído y adpatado de “García Lorca en Cataluña” de Antonina Rodrigo

Homenaje a Angel Ferrant en la azotea de la casa de Rafael Barradas donde se desarrollaban las reuniones del Ateneíllo de L’Hospitalet.

 

 

 

 

 

Benjamín Jarnés, Humberto Pérez de la Ossa, Luis Buñuel. Rafael Barradas y Federico García Lorca. Madrid,1923